Chistes de Exclamación
Estos son los 7 chistes de exclamación y más graciosos bromas sobre exclamación que matan de risa. Lea chistes acerca exclamación que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de exclamación para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre exclamación para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- En clase le preguntan a Jaimito: ¡A ver Jaimito, de qué signo es tu madre?
-Pues debe der ser de exclamación porque se pasa todo el día gritándome! - Signos - ¿De qué signo es tu mujer?
- Debe ser de exclamación, porque se pasa el día gritándome... - Dicen que ivan un millon de chinos metidos en un ascensor jugando al futbol, de pronto suena un tremendo "Gooooooool" y al poco una exclamacion del portero.."Claroooo si es que me dejais soloooo".
- Donde quiera que una señora fuera de paseo con su pequeño hijo escuchaba:
¡Oh!, que niño tan feo! ¡Pero, oh, qué niño tan feo!
Sin embargo, abrumada por dicha exclamación que la gente hacía frente a su pequeño, sin conocer el significado de la palabra FEO, buscó intrigada dicho significado en el diccionario. Su sorpresa fue enorme cuando lo único que encontró como definición a la palabra FEO fuera, lamentablemente, la fotografía de su pequeño hijo. - Sensaciones universales ante un examen.
Llegada (demasiado temprano) al lugar del examen.
Repaso compulsivo y totalmente infructuoso de los apuntes.
Fase de cachondeo nervioso pre-examen.
Entrada atemorizada al aula donde va a perpetrarse el examen.
Reparto de las hojas para el examen ("¡¿Cinco hojas?!" dicen algunos).
Reparto de las hojas de preguntas ("En algo tan pequeño no pueden caber muchas preguntas" dicen algunos infelices).
Vuelta de la hoja y descubrimiento de que usan un tamaño de letra 5 o más pequeño.
Carcajada histérica.
Resoplidos varios y llevadas de manos a la cabeza automáticas.
Descubrimiento de que con lo (poco) que se recuerda no se pueden contestar ni a la mitad de las cuestiones.
Intentos vanos de copia (con el subsiguiente descubrimiento de que el de al lado tiene menos idea que vos).
Fase de derrumbamiento, desesperación, impotencia y espera (ya que queda mal entregar el examen tras sólo diez minutos).
Entrega del examen y huida del lugar del crimen.
Fase de cachondeo nervioso post-examen.
Fase de exclamación de palabras soeces y de índole sexual ("Me rompieron el ","me remataron", etc).
Comparación de resultados (comprobando que no hay dos personas con las mismas respuestas, o mucho peor: todos coinciden menos vos. Típico).
Fase de consulta compulsiva de los apuntes (cuyo único resultado es empeorar el estado de ánimo del consultante).
Fase de declaración de principios:
"Ya no voy más a... (Cálculo, Física, Algebra...)".
Fase de negación ("¿Examen? ¿Qué examen? Yo no he hecho ningún examen").
Fase depresiva post-traumática y elaboración de planes para eliminarla:
"Necesito pegarle a alguien", "Necesito emborracharme". - Estaba Jaimito y su mamá cierto día caminando por la orilla de la playa, cuando Jaimito se da cuenta que en la arena había una moneda, y la recoge y le dice a su mamá:
Mamá, mamá, me encontré un merio.
A lo que su madre responde:
¿Qué dijiste mijito?
Mami, que me encontré un merio.
Su madre enfadada lo reprende de la siguiente manera:
Cómo es eso que un merio, tú si eres gafo muchacho, que merio ni que merio, así no se dice, se pronuncia "MEDIO" y eleva la siguiente exclamación," hay Dios mío, que muchacho tan bruto a quien, SARIRIA. - Sensaciones universales ante un examen.
Llegada (demasiado temprano) al lugar del examen.
Repaso compulsivo y totalmente infructuoso de los apuntes.
Fase de cachondeo nervioso pre-examen.
Entrada atemorizada al aula donde va a perpetrarse el examen.
Reparto de las hojas para el examen ("¡¿Cinco hojas?!" dicen algunos).
Reparto de las hojas de preguntas ("En algo tan pequeño no pueden caber muchas preguntas" dicen algunos infelices).
Vuelta de la hoja y descubrimiento de que usan un tamaño de letra 5 o más pequeño.
Carcajada histérica.
Resoplidos varios y llevadas de manos a la cabeza automáticas.
Descubrimiento de que con lo (poco) que se recuerda no se pueden contestar ni a la mitad de las cuestiones.
Intentos vanos de copia (con el subsiguiente descubrimiento de que el de al lado tiene menos idea que vos).
Fase de derrumbamiento, desesperación, impotencia y espera (ya que queda mal entregar el examen tras sólo diez minutos).
Entrega del examen y huida del lugar del crimen.
Fase de cachondeo nervioso post-examen.
Fase de exclamación de palabras soeces y de índole sexual ("Me rompieron el ","me remataron", etc).
Comparación de resultados (comprobando que no hay dos personas con las mismas respuestas, o mucho peor: todos coinciden menos vos. Típico).
Fase de consulta compulsiva de los apuntes (cuyo único resultado es empeorar el estado de ánimo del consultante).
Fase de declaración de principios: "Ya no voy más a... (Cálculo, Física, Algebra...)".
Fase de negación ("¿Examen? ¿Qué examen? Yo no he hecho ningún examen").
Fase depresiva post-traumática y elaboración de planes para eliminarla: "Necesito pegarle a alguien", "Necesito emborracharme".
Contar chistes de exclamación es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.