Chistes de Feo Nacio
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Chistes de feo nacio para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre feo nacio para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Dicen que un niño cuando nació era tan feo, que el doctor lo tiró al aire, si volaba era un cóndor y si caía era un tumor.
- Era un niño tan feo, pero tan feo, que cuando nació, los doctores le dijieron a su mamá:
- Lo siento señora, hicimos todo lo posible pero nació vivo. - bebe feo pero que muy feo Era un bebe tan feo tan feo tan feo que cuando nació el médico dijo:
-He hecho lo que he podido pero al final ha conseguido salir. - Había una vez un niño tan feo, pero tan feo, que cuando nació el doctor no sabía si meterlo en una incubadora o en una pecera.
- Había una vez un tipo tan, pero tan feo, que cuando nació su mamá no sabía qué escoger; si la placenta o a él.
- Era un tipo tan feo, tan feo, tan feo, que cuando nació vino la cigüeña dos veces:
La primera para dejarle, y la segunda para disculparse. - Dice que una vez nació un tipo tan, pero tan feo, que el doctor dijo:
Si no llora en diez segundos, es un tumor. - Había una vez un bebe tan feo, que cuando nació el doctor no sabía qué cosa era y dijo:
No sabemos qué es esto, si suena es un celular. - Era una vez un niño tan feo, tan feo, que cuando nació el que lloró fue el doctor, y cuando se iba a dormir la mamá le decía:
Papito si viene el cuco, cuidadito con ir a asustarlo. - Nacio un bebé tan feo pero tan tan tan tan feo que envez de darle una palmadita en el trasero le pegaron una paliza
- Había niño tan feo, tan feo, pero tan feo, que cuando nació el doctor lo lanzó al techo y le dijo a la madre:
Si se queda pegado en el techo es un tumor, y si vuela es un murciélago. - Este era un bebe tan feo, que cuando nació, el médico dijo:
Señora, lo tiramos al aire, y si vuela, es murciélago. - dice que paul erea tan feo pero tan feo que cuando nacio el doctor enves de meterlo en la encuvadora lo metio a un horno mecro honda y se quemo
- Niño feo Era un niño tan feo tan feo, que cuando nació su madre no sabía si coger la placenta o a él.
- Este era un niño tan, pero tan feo, que cuando nació la madre preguntó:
¿Qué es doctor?
A lo que el doctor contestó:
Si no pide un plátano en 5 minutos, es niño. - Era una vez un niño tan feo, pero tan feo, que cuando nació, el doctor le dijo a su mamá: Si no recibe la banana, ¡es niño!
- Erase una vez un loco, pero tan loco, que fue a meterse al manicomio él solo.
Erase una vez una casita tan chiquita, pero tan chiquita que cuando entraba la luz del sol se tenía que salir la gente.
Erase una vez un gordo, pero tan gordo que para encontrarse el ano tenia que buscarlo en un mapa.
Erase una vez un niño tan feo, pero tan feo, que cuando nació el doctor dijo "si no llora, es el hígado".
Erase una vez una gorda, pero tan gorda, que cuando llegaba a su casa su panza llegaba media hora antes. - La Historia de un Feo.
Voy a contarles mi historia, no es una historia de amor ni tiene un final
feliz, pero es la única que tengo por haber nacido así, feo, muy feo.
Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre, "hicimos lo
que pudimos, pero salió".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematuro me metieron en una incubadora, con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que sólo me quería como amigo. Así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haber quedado petiso, tan petiso que en lugar de ser enano, soy profundo. De chico iba por los cuarteles para que me gritaran:
¡Alto! ¡Alto!
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban:
Señora, a su hijo, ¿Lo parió o lo tejió?
Mi padre llevaba en su cartera la foto del niño que ya venía en la cartera
cuando la compró.
Una vez me perdí, le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis
padres y me contesto:
No lo sé, hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido.
Y para colmo era muy flaco, tan flaco que un día metí los dedos en el enchufe y
la electricidad erró la patada.
Era realmente flaco, para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo
lugar.
Pero mi problema no era ser tan flaco sino ser FEO.
Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo.
Sí amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me atropelló un auto y quedé mejor.
Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres
para pedir recompensa. Mi padre les contestó que quería más pruebas.
Yo creo que no pagaron el rescate porque en casa éramos muy pobres, pero eso sí, a pesar de nuestra situación económica, somos muy honrados. Mi padre era tan honrado que un día encontró trabajo, y lo devolvió.
Por eso tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una tienda de animales y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo.
Un día llamó una chica a mi casa diciéndome, "Ven a mi casa que no hay nadie", cuando llegué no había nadie.
El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. De acuerdo, además de loco es usted muy feo, me dijo.
Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde la azotea de un edificio de 50
pisos, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sus palabras fueron:
¡En sus marcas, listos!
El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica. - Era un hombre tan feo, tan feo, tan feo, que cuando nació el médico le dijo a su madre:
Tranquila, hemos hecho lo posible para que no saliera.
Era un tío tan gordo, tan gordo, que para hacerse una foto carnet, lo cogieron con una vista aerea.
Era una mujer tan gorda, tan gorda, que cuando se ponía un bikini blanco y negro Green Peace la salvaba de los pescadores.
Contar chistes de feo nacio es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.