Chistes de Tropezar
Estos son los 18 chistes de tropezar y más graciosos bromas sobre tropezar que matan de risa. Lea chistes acerca tropezar que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de tropezar para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre tropezar para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- El cien pies más contento que se ha visto iba caminando por el bosque. A lo lejos se vislumbraba una piedra en medio del camino y conforme el cien pies se iba acercando la piedra se veía más amenazadora. El cien pies no tuvo cuidado al andar y se tropezó, y se tropezó, y se tropezó y se tropezó...
- Un borracho que caminaba se tropezaba con todos los postes de la vereda y un transeúnte le dice:
-Pero, ¿qué está haciendo?
-¿Puede contar cuántos chichones tengo?
-12 chichones.
-Entonces me faltan 2 postes para llegar a mi casa. - Era tan alto, tan alto que se tropezó en un pueblo y cayó en el siguiente.
- esto era un tio tan alto tan alto tan alto tan alto tan alto que se tropezo un lunes y se cayo un viernes
- Era un hombre tan alto, tan alto, tan alto, que se tropezó un lunes y se cayó el viernes.
- Me he tropezado con el presidente de la Sociedad Protectora de Animales y me ha tratado como un perro.
¿Como un perro?
Sí, ha sido muy amable conmigo. - Habían dos monedas caminando, y derrepente una se tropezó y se cayó de cara.
- Era un cien-pies caminando por el bosque donde había una ramita y entonces tropezó, y tropezó, y tropezó, y tropezó....
- habia un senor tan alto tan alto tan alto que se tropezo en jueves y cayo el domingo
- Un tipo tan, pero tan alto que se tropezó un lunes y cayó el domingo.
Un tipo tan, pero tan tan tan que se volvió campana. - Había un ciempiés caminando por el bosque, y de repente había una ramita y se tropezó, se tropezó, se tropezó, se tropezó, se tropezó...
- Había una vez un tipo tan torpe, que hasta tropezaba con su sombra.
- A ver, dice el juez, cuénteme su versión de los hechos.
Sí, verá, estaba yo en la cocina cortando jamón, entonces justo entró mi mujer, y se tropezó, con tan mala suerte que justo se cayó sobre el cuchillo y se lo clavó en el pecho.
Ya, claro, continúe.
Pues eso, que se tropezó así hasta siete veces y como ve, fue un accidente. - Un esclavo negro caminaba lastimosamente por el desierto. Estaba a punto de morir de sed y calor, cuando tropezó con una lámpara. La frotó, y de inmediato que aparece un genio, el cual le agradece que lo liberara y le pregunta:
- Dime Amo, ¿cuáles son los tres deseos que me vas a pedir?
El negro, considerando su situación actual, le pide:
- Deseo ser blanco, tener mucha, mucha agua y ver todo el tiempo bellos culitos de mujer.
- A la orden, Amo.
Y el negro quedó convertido en retrete de mujeres - Esta era una vez que Pepito estaba en la escuela, y la maestra dice:
Voy a escoger tres personas que me digan una oración que tenga que ver con estatua.
María, dígame una oración con estatua.
Bueno maestra, pues yo fui al viejo San Juan y vi la estatua de Cristóbal Colón.
La maestra dice:
Muy bien, Juanita dígame usted.
Bueno maestra, yo fui a los Estados Unidos y vi la estatua de la Libertad.
Muy bien, Pepito dígame usted.
Bueno maestra, yo fui a casa de mi abuela tropezó conmigo, se cayó y estatua jodida. - Un ateo estaba paseando en un bosque, admirando toda la belleza de la naturaleza .
- Pero ¡qué árboles majestuosos! ¡Qué poderosos ríos! ¡Qué bellos animales! iba diciendo a medida que caminaba a lo largo del río.
Luego escucha un ruido en los arbustos detrás de él.
Se volteó para mirar.
Fue entonces que vio un enorme oso-pardo caminando en su misma dirección. Se largó a correr lo más rápido que pudo.
Miró por encima del hombro y vio que el oso estaba demasiado cerca. ¡Aumentó la velocidad!
Era tanto su miedo que los ojos se le llenaron de lágrimas.
Fue entonces que se tropezó y cayó desamparado. Rodó por el suelo. Rápidamente, intentó levantarse, pero
El oso ya estaba sobre él, procurando agarrarlo con su fuerte pata izquierda y con la otra pata, lo trataba de agredir ferozmente.
En ese preciso momento, el ateo exclamó: Oh, ¡Dios mío!
Entonces el tiempo paró. El oso se quedó sin reacción. El bosque se sumergió en total silencio.
Hasta el río paró de correr. A medida que una luz clara brillaba, una voz venía del cielo diciendo:
Tú negaste mi existencia durante todos estos años, enseñaste a otros que yo no existía, y redujiste la creación a un accidente cósmico.
¿Esperas que yo te ayude a salir de este apuro?
¿Debo esperar que tengas fé en mí?
El ateo miró directamente a la luz y le dijo:
Sería, de hecho muy hipócrita de mi parte, pedir que, de pronto, me pases a tratar como un creyente.
Más tal vez ¿pudieras convertir al oso y hacerlo cristiano?
Muy bien, dijo la voz. La luz desapareció. El río volvió a correr y los sonidos del bosque regresaron.
Entonces el oso recogió sus patas, las juntó en actitud de oración, hizo una pausa, bajó la cabeza y dijo:
Señor, bendice este alimento que ahora me voy a comer. Amén - Un ateo estaba paseando en un bosque, admirando toda la belleza de la naturaleza .
- Pero ¡qué árboles majestuosos! ¡Qué poderosos ríos! ¡Qué bellos animales! iba diciendo a medida que caminaba a lo largo del río.
Luego escucha un ruido en los arbustos detrás de él.
Se volteó para mirar.
Fue entonces que vio un enorme oso-pardo caminando en su misma dirección. Se largó a correr lo más rápido que pudo.
Miró por encima del hombro y vio que el oso estaba demasiado cerca. ¡Aumentó la velocidad!
Era tanto su miedo que los ojos se le llenaron de lágrimas.
Fue entonces que se tropezó y cayó desamparado. Rodó por el suelo. Rápidamente, intentó levantarse, pero
El oso ya estaba sobre él, procurando agarrarlo con su fuerte pata izquierda y con la otra pata, lo trataba de agredir ferozmente.
En ese preciso momento, el ateo exclamó: Oh, ¡Dios mío!
Entonces el tiempo paró. El oso se quedó sin reacción. El bosque se sumergió en total silencio.
Hasta el río paró de correr. A medida que una luz clara brillaba, una voz venía del cielo diciendo:
Tú negaste mi existencia durante todos estos años, enseñaste a otros que yo no existía, y redujiste la creación a un accidente cósmico.
¿Esperas que yo te ayude a salir de este apuro?
¿Debo esperar que tengas fé en mí?
El ateo miró directamente a la luz y le dijo:
Sería, de hecho muy hipócrita de mi parte, pedir que, de pronto, me pases a tratar como un creyente.
Más tal vez ¿pudieras convertir al oso y hacerlo cristiano?
Muy bien, dijo la voz. La luz desapareció. El río volvió a correr y los sonidos del bosque regresaron.
Entonces el oso recogió sus patas, las juntó en actitud de oración, hizo una pausa, bajó la cabeza y dijo:
Señor, bendice este alimento que ahora me voy a comer. Amén - La extraña muerte de mi tío Dos amigos se encuentran por la calle:
- ¿Qué tal te va la vida?
- Fatal, el otro día enterramos a mi tío.
- ¡No me digas! ¿Cómo paso?
- Pues nada, estaba en el balcón haciendo una barbacoa y de pronto se acercó demasiado al fuego y..
- Ya, se quemó vivo, ¿no?
- No, qué va. Del susto se echó hacia atrás y tropezó con la barandilla del balcón...
- Sí, y se cayó por el balcón y se mato, ¿no?
- No. Resulta que en la caída se pudo agarrar a la cornisa, pero se empezó a resbalar y...
- Ya, se la dio contra el suelo, ¿no?
- Qué va. Alguien llamó a los bomberos, que habían puesto debajo una lona, pero tuvo tan mala pata que rebotó y...
- Por fin se la pegó, ¿no? (El amigo empieza a ponerse nervioso)
- No, en el rebote se pudo coger a un cable de alta tensión...
- ¡Se electrocutó!
- No, como estaba haciendo la barbacoa llevaba guantes, pero el cable cedió y se rompió...
- ¿Y por fin se la pegó?- No, los bomberos habían corrido la lona bajo él, pero aún rebotó, y antes de caer se pudo coger a una cornisa...
-¿PERO ME QUIERES DECIR CÓMO MURIÓ TU TÍO?
- Verás... al final los bomberos llamaron a la policía y tuvieron que abatirlo a tiros...
Contar chistes de tropezar es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.