Chistes de Azotea
Estos son los 14 chistes de azotea y más graciosos bromas sobre azotea que matan de risa. Lea chistes acerca azotea que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de azotea para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre azotea para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- ¿Cómo hacen los atlantes para purificar el agua?
Muy fácil, sólo suben a la azotea y lanzan el agua, y así se mueren los gérmenes. - El esposo le dice a su mujer:
Vieja, tu mamá se cayó de la azotea hace media hora.
Y la esposa le dice:
¿Por qué no me habías dicho antes?
Es que no me aguantaba la risa. - Un señor iba al funeral del hermano de un amigo. Cuando llegó al funeral, todavía no empezaban y el señor aprovechó para preguntarle a su amigo:
¿Cómo se murió tu hermano?
Tiró un cigarro por la azotea.
¿Y por qué se murió por tirar un cigarro?
Es que se le olvidó soltar el cigarro.
. - -Esposo: Mi amor tu madre se cayo de la azotea hace mas de media hora.
-Esposa: y xq c**... no me habias dicho antes.
-Esposo: Es q no AGUANTABA LA RISA ja ja ja ja ja - Llega un amigo con otro y le dice:
Fíjate que tu mujer se cayó de la azotea del segundo piso de tu casa, pero no le pasó nada en las rodillas.
Bendito sea Dios, pero por qué en las rodillas no le pasó nada.
¡Porque cayó de cabeza! - Cuando te suben el sueldo,¿lo cobras en la azotea?
- Va corriendo el marido a la cocina donde se encuentra su esposa, y le dice:
Mi amor, mi amor, hace media hora que tu mamá se cayó de la azotea.
La esposa disgustada le dice:
¿Por qué me avisas a esta hora?
Es que de la risa, recién ahora puedo hablar. - ¿Por qué un atlante se sube a la azotea de su casa en la noche?
Para ver el canal de las estrellas. - Un hombre entra a un bar situado en la azotea de un hotel y se sienta junto a otro tipo.
- «¿Qué estás bebiendo?» Le pregunta al hombre que tiene a su lado.-«Cerveza mágica», contesta el otro.-«¿Si? ¿Y qué tiene de mágica?
Entonces el otro se gira, da un trago a su cerveza, se tira al vacío y empieza a volar alrededor del edificio. A los pocos segundos vuelve a su asiento con una sonrisa triunfante.
- «¡Increíble!». Dice el hombre. «¡Yo también quiero probarlo!» Entonces toma su cerveza, se la acaba de un trago, salta al vacío y se estampa contra el suelo 15 pisos más abajo.
- En ese momento el camarero comienza a sacudir la cabeza mientras dice: «Sabes Superman, eres un completo i**... cuando estás borracho». - La Historia de un Feo.
Voy a contarles mi historia, no es una historia de amor ni tiene un final
feliz, pero es la única que tengo por haber nacido así, feo, muy feo.
Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre, "hicimos lo
que pudimos, pero salió".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematuro me metieron en una incubadora, con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que sólo me quería como amigo. Así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haber quedado petiso, tan petiso que en lugar de ser enano, soy profundo. De chico iba por los cuarteles para que me gritaran:
¡Alto! ¡Alto!
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban:
Señora, a su hijo, ¿Lo parió o lo tejió?
Mi padre llevaba en su cartera la foto del niño que ya venía en la cartera
cuando la compró.
Una vez me perdí, le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis
padres y me contesto:
No lo sé, hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido.
Y para colmo era muy flaco, tan flaco que un día metí los dedos en el enchufe y
la electricidad erró la patada.
Era realmente flaco, para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo
lugar.
Pero mi problema no era ser tan flaco sino ser FEO.
Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo.
Sí amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me atropelló un auto y quedé mejor.
Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres
para pedir recompensa. Mi padre les contestó que quería más pruebas.
Yo creo que no pagaron el rescate porque en casa éramos muy pobres, pero eso sí, a pesar de nuestra situación económica, somos muy honrados. Mi padre era tan honrado que un día encontró trabajo, y lo devolvió.
Por eso tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una tienda de animales y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo.
Un día llamó una chica a mi casa diciéndome, "Ven a mi casa que no hay nadie", cuando llegué no había nadie.
El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. De acuerdo, además de loco es usted muy feo, me dijo.
Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde la azotea de un edificio de 50
pisos, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sus palabras fueron:
¡En sus marcas, listos!
El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica. - Este es un edificio en Bilbao que se esta quemando, entonces todas las personas suben arriba la azotea y los bomberos les dicen que se tiren y el jefe dice que no y el otro que si que los va a coger y que no va a pasar nada y le dice bueno.....
Vale y se tira el primero y lo coge, el segundo lo coge y así hasta que llega el cuarto se tira y el bombero no lo coge y le dice "ya pero si es negro esta quemado". - Un borracho que se encontraba en un bar le dice a otro borracho:
Yo puedo brincar de la azotea de este edificio y rebotar.
El otro borracho le dice que se lo muestre, así es que suben a la azotea y brinca el borracho y rebota.
El otro borracho dice:
!Ah, yo voy a hacer lo mismo!
Y el borracho se tira y muere.
El primer borracho vuelve al bar y le dice a otro borracho y vuelve hacer lo mismo y muere. Así en varias oportunidades hasta que el bartender le dice:
¡Superman, deja de matarme los clientes! - Está el limpia ventanas de la torre Latino realizando su trabajo, cuando se agacha para limpiar el trapo, ve que alguien le hace señas desde abajo, lo ignora y sigue su trabajo, cuando vuelve a enjuagar el trapo ve que sigue la persona ahí, haciéndole señas, se queda con la duda y entonces decide bajar, estaba en el último piso, y para colmo no servía el elevador, comienza a bajar, a medio edificio comienza a desistir, pero la duda es más y decide seguir, cuando por fin llega a la calle, muy cansado, ve que era un pobre hombre que le pedía una limosna, el limpia ventanas revisa sus bolsillos y se da cuenta que olvidó su cartera arriba, le dice al pobre hombre, sígame, y así empiezan a subir, cuando ya casi llegaban el limpia ventanas sentía desfallecer, pero al voltear a ver al pobre hombre decide seguir, cuando por fin llegan a la azotea, el limpia ventanas le dice al pobre hombre:
¡No tengo! - Iba Patxi, de Bilbao, paseando por Madrid y cuando pasa por la Torre Picasso, hay un incendio enorme en el piso 42. Los ascensores bloqueados, las escaleras también, y la gente en la azotea gritando:
- !Vamos a morir!
Patxi les grita:
- ¡EEHH! Venga tiraros que yo os cojo, pues!
Y los de arriba:
- Ese tío esta loco..?¿Cómo nos va a coger?
Y uno de ellos dice:
- Pues yo me tiro, me da igual morir quemado que estampado contra el suelo.
Le hace una seña a Patxi y se tira.
Patxi, por supuesto le coge y le deja en el suelo intacto. La gente lo ve y se empieza a tirar, y Patxi los va cogiendo. De pronto se tira un negro y Patxi se queda mirando y no lo coge. El negro se queda convertido en un sello de correos contra la acera, y Patxi dice:
- ¡Oye, que digo... que si dejais de tirarme los quemados, pues que acabaremos antes!
Contar chistes de azotea es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.