Chistes de Calza
Estos son los 14 chistes de calza y más graciosos bromas sobre calza que matan de risa. Lea chistes acerca calza que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de calza para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre calza para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Va una señora a una zapatería y le dice al que está atendiendo:
Oiga señor, ¿tienen zapatos de cocodrilos?
Y le contesta el señor:
Sí, ¿qué número calza su cocodrilo? - Va un señor a la zapatería y pregunta:
- ¿Tiene zapatos de cocodrilo?
- Si, si tenemos, digame el número de pie que calza su cocodrilo :p - Llega Juan a la tienda y dice:
¿Señor, tiene zapatos de cocodrilo?
Sí, con mucho gusto, ¿Cuánto calza su cocodrilo? - Le dice el zapatero a un cliente:
¿Qué número calza de pie?
El mismo que sentado. - - Señor, que me quiero casar con su hija.
- Calle, es una decisión apresurada, por favor, medítela.
- Ya me la medí, le calza perfecto... - Iba una señora a comprar zapatos a la tienda que estaba en la esquina de su casa y le dice al vendedor:
Señor, ¿Tiene zapatos de cocodrilo?
El señor le responde:
Si, ¿Cuánto calza su cocodrilo? - –¿En qué se parece una zapatería a una familia?
–…
–En que la zapatería hace calzado.
–…
–…
–¿Y la familia?
–¡Bien, gracias! - Entra un señor a una zapatería y le pregunta el dependiente:
¿Qué número calza de pie?
Y el señor le responde:
¡El mismo que sentado! - En un control de alcoholemia el agente le pide la documentacion a un conductor .
-Hombre es ud. malabarista
-Si ,señor agente
-No le importaria hacerme una demostracion ,es que a mi me encantan los malabaristas .
-No faltaria más .Además llevo los bartulos en el maletero .
Sacando los bartulos ,el buen señor realiza al borde de la calzada una serie de complicados malabares .Circulando un camionero ,saca la cabeza por la ventanilla y les grita .:¡Cabrones!,¡que cada vez lo poneis más dificil! - Viene un señor caminando por la calle con los pies chuecos, todos doblados, caminando con mucha dificultad y se encuentra con un amigo:
Carlitos, ¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo!
¡No me digas!, ando muy mal, mi mujer me dejó, se fue con mi mejor amigo, se llevó los niños y me dejó en la calle. Se llevó todo el dinero de mi negocio, realmente me dejó en la ruina.
La verdad que no lo puedo creer Carlitos, y veo que tuviste problemas físicos.
No, ¿Por qué?
¿Pero Carlitos, por que caminas así?
Ah, los pies, es que yo calzo zapatos tamaño 42.
¿Y?, Carlitos.
Los zapatos son tamaño 37.
¿Y por qué?
Porque la única satisfacción que me queda, es llegar a casa y sacarme los zapatos. - En un campamento mixto de maniobras de la OTAN hay un general americano, otro frances y otro español.
El americano, para impresionar, coge la bayoneta de un soldado americano, y se la clava en el pie:
- ¿Sientes algún dolor?
Con lagrimas en los ojos responde:
- (Gnnnni) Negativo, Señor! Porque yo soooy uun marine de los Eesstadoss Unidosss. Seeeñooor!
El general ruso no quiere quedarse atras, asi que se acerca a un soldado ruso, le coge la bayoneta, se la clava en el pie tres veces y le pregunta:
- Soldado, ¡Sientes algún dolor?
El soldado le responde apretando los dientes:
- Grrrrr! Niet, mi generrraall! Porrrque yo soy grrraaaan soldado Rrrussso!
Cuando llega el general español, agarra a un milico, le coge la bayoneta, se la clava en el pie diez veces, se la retuerce son saña,luego remacha un par de veces y le pregunta:
- Soldado,¿Notas algún dolor?
Y el soldado, firme, erguido, sonriente, saluda y responde con aire marcial y orgulloso:
- NO!
EL general se queda sorprendido y pregunta:
- ¿Por qué?
- Porque calzo un 38 y me han dado un 45! - Lo que sigue son declaraciones reales hechas en formularios de seguros de accidentes, donde los conductores trataban de resumir los detalles con el menor número de palabras posible:
- Volviendo al hogar me metí en la casa que no es y choqué contra el árbol que no tengo.
- El otro coche chocó con el mío sin previo aviso de sus intenciones.
- Creía que el cristal de la ventanilla estaba bajado, pero me di cuenta de que estaba subido cuando saqué la cabeza a través de ella.
- Choqué contra un camión estacionado que venía en dirección contraria.
- El peatón chocó contra mi coche y después se metió debajo.
- El tío estaba por toda la calle y tuve que hacer varias maniobras bruscas antes de atropellarlo.
- Saqué el coche del arcén, miré a mi suegra y me fui de cabeza al terraplén.
- Tratando de matar a una mosca, choqué contra el poste de teléfonos.
- Llevaba cuarenta años conduciendo cuando me dormí al volante y tuve un accidente.
- Para evitar colisionar con el parachoques del coche de delante, atropellé al peatón.
- Mi coche estaba correctamente aparcado cuando, retrocediendo, le dio al otro coche.
- Un coche invisible que salió de la nada me dio un golpe y desapareció.
- Le dije a la policía que no estaba herido, pero cuando me quité el sombrero me di cuenta de que tenía fractura de cráneo.
- Estaba convencido de que el vejete no llegaría nunca al otro lado de la calzada cuando le atropellé.
- El peatón no sabía en qué dirección correr, así que le pasé por encima.
- Vi una cara triste moviéndose lentamente cuando el señor mayor rebotó en el techo de mi coche.
- La causa indirecta del accidente fue un tipo bajito en un coche pequeño con una boca muy grande.
- El poste de teléfonos se estaba acercando y, cuando maniobraba para salirme de su camino, choqué de frente. - Zapatos pequeños Un señor entra a una zapatería y se le acerca el vendedor:
-Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarle señor?
-Quiero unos zapatos del número 42.
-Verá, señor, no es por llevarle la contraria, pero a simple vista puedo ver que usted calza almenos un 46.
-Eso no me importa, yo quiero un número 42, si no, no compro nada y me voy a otra tienda.
-Está bien (le contesta el vendedor con cara de asombro).
El dependiente le trae unos zapatos del número 42; el hombre se los prueba y le dice:
-Perfecto, me los llevo puestos.
Cuando va de salida del comercio, el vendedor se da cuenta de que el hombre va sufriendo porque los zapatos le aprietan mucho. El vendedor, intrigado de por que compró unos zapatos tan pequeños, se le acerca y le dice:
-Señor, disculpe, pero no me puedo quedar con la intriga, ¿cómo es que compra sus zapatos tan pequeños, si se ve que está sufriendo porque no le quedan bien?
- Mire, le voy a contar mi historia: mi mujer me engaña con un compañero de trabajo; mi hija es p**...; mi hijo es yonki; mi suegra vive con nosotros y me tira en cara la culpa de todos los problemas familiares... ¡El único placer que tengo en esta vida es llegar acasa y quitarme estos malditos zapatos! - Un hombre toma un taxi y le dice al taxista:
Calle Castalla número 5, por favor.
El hombre durante el trayecto iba muy atareado consultando una guía turística y para hacerle una pregunta al taxista llama su atención con una palmada en el hombro:
Por favor...
El taxista sobresaltado empieza a dar volantazos para uno y otro lado de la calzada, está a punto de colisionar con un coche que venía en sentido contrario, del volantazo casi embiste a un camión por detrás, se sube a la acera y casi atropella a una mamá que iba con su niño en un carrito, y finalmente se queda empotrado contra el escaparate de un supermercado.
Pasado un rato, los dos se reponen del accidente y le dice el taxista al cliente:
No me dé estos sustos, por favor, que casi se me para el corazón.
El cliente le contesta:
Perdone, si llego a saber que se iba a asustar tanto no le hubiera tocado el hombro
Y responde el taxista:
Es que es mi primer día, ¿sabe?, y no estoy acostumbrado.
El cliente para quitarle hierro al asunto le pregunta:
¿A qué se dedicaba antes?
Y le contesta el taxista:
Era chofer de una funeraria.
Contar chistes de calza es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.