Chistes de Honrar
Estos son los 8 chistes de honrar y más graciosos bromas sobre honrar que matan de risa. Lea chistes acerca honrar que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de honrar para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre honrar para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- El papá le pregunta al hijo:
-¿Qué quieres ser de grande hijito?-
El niño respondió:
-Quiero ser abogado-
Y el padre exclamó:
-No hijo aquí somos pobres pero honrados- - Era tan honrado, que cuando encontró un trabajo, lo devolvió.
- En el cementerio se lee: "Aquí yace un abogado, un hombre honrado, un hombre íntegro".
El campesino se persigna y dice asustado:¡Virgen Santísima, enterraron a tres hombres en la misma fosa! - Un campesino pasa frente a una lápida que dice: Aquí yace un abogado, un hombre honrado, un hombre íntegro. El campesino se persigna y dice asustado:
¡Vírgen Santísima, enterraron a tres hombres en la misma fosa! - Estaba un hombre caminando por la playa, de repente alzó los ojos al cielo y con toda la devoción que pudo, pidió a Dios que le concediera un deseo. Dios al verlo se apiadó de él.
Pedid y se os dará, exclamó una voz desde lo alto.
Mira Dios, tengo una novia que vive en España, yo vivo en Mallorca y me cuesta mucho ir a verla, ¿No podrías construirme un puente que una las islas con la península?
Eso que me pides, respondió Dios, es un trabajo muy materialista. Tendría que erguir grandes pilares de hormigón que profanarían mis océanos. Debería emplear cientos de toneladas de hierro y asfalto, reflexiona hijo mío, pídeme algo que me honre y glorifique. A lo que el hombre respondió:
Me he divorciado tres veces, me gustaría tener el don de saber escuchar a las mujeres, comprenderlas, saber por qué dicen no cuando quieren decir sí y viceversa, qué quieren decir cuando callan, por qué lloran sin motivos, ¿Cuál es el secreto para hacer feliz a una sola mujer?
Dios desde lo alto carraspeó y respondió a su deseo con una pregunta:
¿Y de cuántos carriles dices que quieres el puentecito? - El arzobispo manda a un cura de Granada, para que vaya a Sevilla a cubrir una baja de tres semanas en una parroquia sevillana. El cura acepta el puesto, pero muy a disgusto porque odia a muerte a Sevilla y a los sevillanos.
El primer día, empieza su misa con Adan y Eva, con una mala follá que a duras penas podía reprimir:
–Empecemos con el Génesis… Adán, ese hombre casto, virtuoso… del barrio de la Chana de Granada. Y Eva… esa mujer perversa, encarnación del mal… del barrio de la Macarena de Sevilla…!!!
Y así todo el rato, para el asombro e indignación de los feligreses. A la semana siguiente, el cura vuelve a las andadas:
–Continuamos con el Génesis… Abel, ese hombre honrado, trabajador, un dechado de virtudes… del Zaídín, de Granada. Y Caín, hombre depravado, violento, asesino por naturaleza… del barrio de Triana, de Sevilla…!!!
Al acabar la misa, los feligreses salen indignados, y sus quejas acaban llegando a oídos del arzobispo, que llama al cura a su presencia, y le reprende:
–Hombre, esto no puede ser. Entiendo que tienes tus recelos contra los sevillanos, pero estás dando misa y no puedes decir lo que quieras. Sólo te queda una semana, así que mantén la templanza.
El cura, a regañadientes, le da la razón. Al día siguiente, en misa, está más cabreado que nunca, y decide pasar directamente a la Última Cena:
–Y Jesús le dice a los apóstoles: «En verdad os digo, que uno de vosotros me traicionará». Todos ellos, sorprendidos, van preguntando, primero Pedro: «¿Seré yo, maestro?», luego Juan: ¿Seré yo, mi señor», y así hasta llegar al miserable Judas Iscariote, que dice… «¿Seré yo, mi arma????» - La historia interminable Un farmacéutico entra en la cárcel y le pregunta su compañero de celda:
- ¿Por que te trincaron?
- Es una historia muy larga.
- Será por tiempo...
- Pues ahí va. Fui al médico a que me recetase la viagra, ya que yo soy farmacéutico, pero honrado. El médico me mandó al urólogo, el urólogo al medico, el médico me mandó a hacer unas pruebas para el corazón. Llegue a casa y me encontré a mi mujer con otro.
- ¡Y lo mataste!
- No, le di por c**... a él y después a mi mujer.
- ¡Te denunció el amante de tu mujer!
- No, pero estaba tan cabreado que fui al urólogo y le di por c**....
- ¡Te denunció el urólogo!
- Que va, se ve que le gustó. Después fui al médico y también le di por c**....
- ¡Fue el médico, te denunció el médico.
- Tampoco, a él también le gustó. Fue un día en el supermercado. Un tipo me pilló mangando una botella de whisky. Quiso convencerme para que no lo hiciera, y yo, le bajé los pantalones y le di bien dado, lo malo fue que a él no le gustó y era policía.
- Menos mal que aquí no hay viagra.
- No me hace falta. Es ver un c**... y me pongo palote. ¿En qué litera voy a dormir?
- En la que quieras, yo esta noche no duermo. - La Historia de un Feo.
Voy a contarles mi historia, no es una historia de amor ni tiene un final
feliz, pero es la única que tengo por haber nacido así, feo, muy feo.
Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre, "hicimos lo
que pudimos, pero salió".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematuro me metieron en una incubadora, con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que sólo me quería como amigo. Así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haber quedado petiso, tan petiso que en lugar de ser enano, soy profundo. De chico iba por los cuarteles para que me gritaran:
¡Alto! ¡Alto!
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban:
Señora, a su hijo, ¿Lo parió o lo tejió?
Mi padre llevaba en su cartera la foto del niño que ya venía en la cartera
cuando la compró.
Una vez me perdí, le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis
padres y me contesto:
No lo sé, hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido.
Y para colmo era muy flaco, tan flaco que un día metí los dedos en el enchufe y
la electricidad erró la patada.
Era realmente flaco, para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo
lugar.
Pero mi problema no era ser tan flaco sino ser FEO.
Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo.
Sí amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me atropelló un auto y quedé mejor.
Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres
para pedir recompensa. Mi padre les contestó que quería más pruebas.
Yo creo que no pagaron el rescate porque en casa éramos muy pobres, pero eso sí, a pesar de nuestra situación económica, somos muy honrados. Mi padre era tan honrado que un día encontró trabajo, y lo devolvió.
Por eso tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una tienda de animales y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo.
Un día llamó una chica a mi casa diciéndome, "Ven a mi casa que no hay nadie", cuando llegué no había nadie.
El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. De acuerdo, además de loco es usted muy feo, me dijo.
Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde la azotea de un edificio de 50
pisos, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sus palabras fueron:
¡En sus marcas, listos!
El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica.
Contar chistes de honrar es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.