Chistes de Manta
Estos son los 9 chistes de manta y más graciosos bromas sobre manta que matan de risa. Lea chistes acerca manta que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de manta para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre manta para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Grita un torero se me olvido mi manta alguien me podria dar alguna cosa para torear y le avientan unos calzones y le dice al toro ole a lo que el toro le responde ole tu.
- Primer acto: Sale un hombre matando tres moscas
Segundo acto: Sale el mismo hombre matando tres hormigas
Tercer acto: Sale el mismo hombre pero mantando tres cucarachas
¿Cómo se llama la obra?
Exterminador tres. - ¿Por qué Iker Casillas no tiene frio en invierno?
- Porque juega con 10 mantas. - Un tío se casa y después de la noche de bodas se reúne con tres de sus amigos, un electricista, un carpintero y un dentista. Los tres amigos le preguntan descojonándose de risa que qué tal le fue la noche de bodas.
- Jo, tíos, os habéis pasado. (Mirando al electricista) Hombre, lo de los cables en la manta tuvo su gracia, porque al cuarto calambre nos la quitamos de encima, total no nos hacia falta. (Mirando al carpintero) Lo de la cama rompiéndose también tuvo su gracia, no te creas que no. (Mirando al dentista) ¡Pero es que hace falta ser mala gente para poner anestesia en los preservativos!. - Esto es un gitano y un payo y están jugando al póker y siempre empatan coje y le dice el payo al gitano oye mira me juego 50 euros ha que no haces reir ha mi burro y dice vale se acerca el gitano al burro y le susurra en el oído y se empieza ha partir el c**... el burro de la risa y le da los 50 euros coje y le dice me juego 100 ha que no le haces llorar coje una manta se tapa y el pallo no sabe k pasa y el burro empieza ha llorar y llorar y dice el payo y bueno como lo has echo mira lo he hecho asi(primero le dije k tenia el rabo mas grande que el y se echo ha reir y luego se lo enseñe y se echo ha llorar
- Un hombre entra a su casa, sube las escaleras y entra a su cuarto, allí encuentra a su mujer apenas vestida, semi tapada con una manta y un poquito exaltada.
El hombre, un poco ingenuo, le dice:
Amor, ¿estás bien? ¿tenés un ataque?, amor, ¿qué te pasa?, amor...
En ese momento entra uno de sus hijos, y le dice al hombre:
Papá, en el placard ( closet ) hay un cuco.
El señor va a ver, llega hasta el placard ( closet ) y abre la puerta, y adentro encuentra a su mejor amigo, y le dice:
Ay Juancito, mi mujer con un ataque, y vos asustándome a los pibes. - El arzobispo manda a un cura de Granada, para que vaya a Sevilla a cubrir una baja de tres semanas en una parroquia sevillana. El cura acepta el puesto, pero muy a disgusto porque odia a muerte a Sevilla y a los sevillanos.
El primer día, empieza su misa con Adan y Eva, con una mala follá que a duras penas podía reprimir:
–Empecemos con el Génesis… Adán, ese hombre casto, virtuoso… del barrio de la Chana de Granada. Y Eva… esa mujer perversa, encarnación del mal… del barrio de la Macarena de Sevilla…!!!
Y así todo el rato, para el asombro e indignación de los feligreses. A la semana siguiente, el cura vuelve a las andadas:
–Continuamos con el Génesis… Abel, ese hombre honrado, trabajador, un dechado de virtudes… del Zaídín, de Granada. Y Caín, hombre depravado, violento, asesino por naturaleza… del barrio de Triana, de Sevilla…!!!
Al acabar la misa, los feligreses salen indignados, y sus quejas acaban llegando a oídos del arzobispo, que llama al cura a su presencia, y le reprende:
–Hombre, esto no puede ser. Entiendo que tienes tus recelos contra los sevillanos, pero estás dando misa y no puedes decir lo que quieras. Sólo te queda una semana, así que mantén la templanza.
El cura, a regañadientes, le da la razón. Al día siguiente, en misa, está más cabreado que nunca, y decide pasar directamente a la Última Cena:
–Y Jesús le dice a los apóstoles: «En verdad os digo, que uno de vosotros me traicionará». Todos ellos, sorprendidos, van preguntando, primero Pedro: «¿Seré yo, maestro?», luego Juan: ¿Seré yo, mi señor», y así hasta llegar al miserable Judas Iscariote, que dice… «¿Seré yo, mi arma????» - iban dos gays en un vuelo nocturno . entonces uno le dice al otro que te parece si hacemos el amor aca, y el otro le responde ..puede que alguien nos vea y el otro le responde estan todos dormidos mira y pregunta en voz alta ¡¡¡alguien tiene un pañuelo ¡¡¡ y nadie responde.
entonces mas tarde pasa la azafata y ve a un abuelito con mucho frio . la azafata le dice abuelo por que no pidio una manta y le contesta ,si aquel por pedir un pañuelo le rompieron el c**... a mi..... - Un cura y una monja estaban en un refugio, solos. En el refugio había una cama, una bolsa de dormir y un montón de mantas.
El cura, un caballero, le dice a la monja que duerma en la cama, y que él se tira en el suelo. Se mete en la bolsa de dormir, sube el cierre hasta arriba, y se dispone a dormir. En eso, la monja exclama:
- Padre, tengo frío.
Entonces, el cura baja el cierre de la bolsa, agarra una manta, se la coloca arriba de la cama, se mete dentro de la bolsa de dormir, y sube el cierre hasta arriba de todo. Cuando cierra los ojos la monja le dice:
- Padre tengo mucho frío.
El cura baja nuevamente el cierre, sale de la bolsa de dormir, agarra otra manta, se la coloca arriba de la otra, y nuevamente se mete en la bolsa, sube el cierre hasta arriba, y cierra los ojos para dormir.
Nuevamente se escucha la voz de la monja que le dice:
- Padre, ¡¡estoy congelada!!.
- Hermana, - contesta el padre - ya que estamos solos, lejos de la civilización, ¿usted tendría problemas en que hagamos como marido y mujer?.
La hermana con voz coqueta le dice que no, a lo que el cura responde:
- Entonces levántate, anda a buscar la manta, ¡¡¡y no me rompas más las pelotas!!!.
Contar chistes de manta es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.