Chistes de Temeroso
Estos son los 7 chistes de temeroso y más graciosos bromas sobre temeroso que matan de risa. Lea chistes acerca temeroso que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de temeroso para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre temeroso para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Había una vez, un señor que vivía en el medio del campo y todas las noches le tocaban la puerta, pero él no atendía, hasta que un día atendió y dijo:
¿Quién es?
Una voz temerosa le contestó:
La mano sangrienta, la mano sangrienta.
Él le respondió:
¿Qué quiere?
A lo que la voz del otro lado le dijo:
Una curita. - Llega al registro civil un indio y dice:
- ¡Yo querer cambiar mi nombre!
El empleado, temeroso al ver al indio con arco, flechas, el rostro pintado, le dice:
- ¿Cuál es su nombre actual?
- Soy el "Gran Jefe nube negra que lleva noticias a todos"
- ¡Ajá! dice el empleado. ¿Y cómo quiere llamarse?
El indio dice:
- E Mail - Loro malhablado Manuel recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre de muy mal genio. Manuel trató desde el primer día de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño. Llegó un día en que Manuel perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Manuel puso al loro en el congelador.
Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto todo fue silencio. Luego de un rato, Manuel arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dió un paso al hombro de Manuel y dijo:
- Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido mis disculpas y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento.
Manuel estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:
- Te puedo preguntar, ¿Qué fue lo que hizo el pollo? - Un tal Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre, de muy mal genio. Ricardo trató, desde el primer día, de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño.
Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador. Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto, todo fue silencio.
Después de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dio un paso al hombro de Ricardo y dijo:
- Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento.
Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:
- ¿Te puedo preguntar una cosa?
- Sí... ¡cómo no!-, contestó Ricardo.
- ¿Qué fué lo que hizo el pollo? - Estaba un señor recargado en una pared a su lado se encontraba un perro grande negro y muy bravo de esos que se hacen llamar rottweiler. Un señor que pasaba por ese lugar le preguntó al tipo de manera muy temerosa:
- Señor, señor, muerde su perro?
A lo que el otro le contesta:
- No, no muerde, contesto el tipo.
El señor se pasó muy confiado justo cuando pasaba frente a ellos el perro lo mordió en la pierna el señor el señor. Asustado y enojado el dice:
- No que no mordía
Y el otro responde:
- Si, solo que ese perro no era mio¡¡¡¡¡ - Entra el empleado a la oficina de su jefe, y con un aspecto temeroso le dice:
Jefe, necesito hablar con usted.
Pasa hombre, ¿Qué te ocurre?
Usted sabe que llevo más de 15 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo, es hora que me aumente los 300 dólares mensuales que gano desde que me contrató.
Y dime, ¿Cuánto quieres ganar?
Bueno, hice algunos cálculos y considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo creo que me correspondería ganar 1.500 dólares por lo menos.
Mira, te voy a pagar 5.000 dólares mensuales, un vehíc**... a tu cargo, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias, ¿Qué dice?
¿Me está bromeando?
¡Sí, pero tú empezaste! - Un profesor de primer año de Medicina está dando a sus alumnos la primera
lección sobre autopsias en la morgue y les dice:
Para hacer una autopsia, hay dos elementos básicos: el primero, no tener
ninguna repugnancia.
En ese momento, el profesor introduce un dedo en el ano del muerto y luego
lo chupa. A continuación pide a los estudiantes que hagan lo mismo y luego
de un rato de silencio temeroso, éstos comienzan a obedecer.
Cuando ya todos los alumnos han terminado de chuparse con asco el dedo, el
profesor prosigue:
El segundo elemento fundamental, es un sentido muy agudo de observación: yo
metí mi dedo anular, pero me chupé el índice.
Contar chistes de temeroso es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.