Chistes de Doscientos
Estos son los 10 chistes de doscientos y más graciosos bromas sobre doscientos que matan de risa. Lea chistes acerca doscientos que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de doscientos para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre doscientos para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Un día de clase normal le pregunta la profesora a Jaimito:
- Jaimito me vas a decir cuantas neuronas tiene una persona.
Jaimito responde:
- Cincuenta.
-No Jaimito una cifra más alta.
- Cien.
-No Jaimito, dime una más alta todavía.
-Doscientas.
-!Jaimito dime una barbaridad¡
- ! Estupida ¡ - Un marinero que siempre presumía de ser muy manitas le dice a otro:
-Si me traes doscientas puntas y cien tablas de madera, hago un buen barco para ir a pescar...
-Pues tu si me traes a tu prima, consigo la tripulación... - En el fuerte, el vigía del Séptimo de Caballería grita:
- ¡Capitán! ¡LLegan unos 203 indios!
- ¿Cómo que unos 203 indios?
- Sí, tres delante y como unos doscientos atrás. - La ropa de Napoleón y Rajoy Napoleón Bonaparte durante sus batallas siempre usaba una camisa de color rojo.
Para él era importante, porque si era herido, con su camisa roja no se notaría su sangre y sus soldados no dejarían de luchar. Toda una prueba de valor. Doscientos años mas tarde, Mariano Rajoy utiliza siempre un pantalón marrón. - Una señora rubia regresa a la droguería donde había estado un rato antes y le dice al dependiente:
- Quisiera doscientas bolas de naftalina.
- Pero ¿cómo es posible? Si hace media hora ya se ha llevado otras doscientas. ¿Qué hace con ellas?
- Se las lanzo a las polillas... pero no siempre acierto. - Era tan tonto, que cuando supo que un reloj tenía doscientos años se extrañó porque él creía que todos tenían veinticuatro horas.
- Un padre de familia ya en la hora de su muerte, llama a sus hijos y les pide su ultimo deseo, estos llegan y él le dice al primero que es doctor, Hijo quiero como último deseo que me prometas que antes de mi entierro tu depositaras cien dólares en mi ataúd, el hijo responde: "Te lo prometo padre", pasa el segundo hijo que era Arquitecto y le hace prometer lo mismo y el se lo promete, por ultimo llega el tercer hijo que era Abogado y le hace prometer lo mismo y él se lo promete. El día del entierro pasa el hijo que es médico frente al ataúd y deposita los Cien dólares, luego pasa el Arquitecto y hace lo mismo, por ultimo llega el Abogado y toma los doscientos dólares y le deposita un cheque por trescientos dólares en el ataúd.
- -Si me hacés lo que me hace María te doy cien pesos...
- ¿Estás loco? Eso no es nada...
- Bueno, si me hacés como María te doy doscientos pesos...
- ¡Dejame tranquila!
- Mi última oferta. Si me hacés como María, te doy cinco mil pesos...
La chica acepta. Al terminar y sin que haya sucedido nada más que lo de siempre, intrigadísima, la mujer pregunta:
- Pero, decime... ¿Qué es lo que te hace María?...
- Me fía... - Napoleón Bonaparte durante sus batallas siempre usaba una camisa de color rojo.
Para él era importante, porque si era herido, con su camisa roja no se notaría su sangre y sus soldados no dejarían de luchar. Toda una prueba de valor.
Doscientos años mas tarde...
Los políticos acostumbran utilizar siempre un pantalón marrón por miedo a que les pregunten sobre su honradez y probidad, sobre todo referente a sus dineros para financiar las campañas. - Esto son tre amigos que van a un prostibulo.
Al llegar ven que una maquina es la que asigna a las putas.
Uno de ellos mte doscientos euros, para que le asignen una buena p**..., y en la maquina le sale "segundo piso, p**... de la puerta 83"
El segundo mete cien euros y en la maquina le sale "primer piso, p**... de la puerta 48"
El último que cree que lo de la maquina es una estafa se hace el gallito y mete un euro, y en la maquina le sale "planta baja, p**... calle"
Contar chistes de doscientos es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.